El sueño de calidad y su relación con la demencia

El sueño de calidad y su relación con la demencia

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No solo es importante dormir las horas suficientes para el bienestar general, sino también desempeña un papel fundamental en la prevención de la demencia. Estudios han demostrado que la falta de sueño o una mala calidad del mismo aumenta el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. 

La demencia afecta a millones de personas en todo el mundo, manifestándose a través de la pérdida gradual de la memoria y las habilidades cognitivas. Aunque existen diversas causas de la demencia, el Alzheimer es la más común y los científicos han observado que está relacionada con la pérdida gradual de neuronas. Por lo tanto, es crucial entender los factores que contribuyen al desarrollo de la demencia.

A pesar de que la edad y la genética son factores de riesgo no modificables, hay hábitos de vida que sí se pueden controlar. La depresión, la falta de actividad física, el aislamiento social, la hipertensión, la obesidad, la diabetes, el consumo excesivo de alcohol, el tabaquismo y el mal sueño se han relacionado con un mayor riesgo de demencia. Por lo tanto, abordar estos factores modificables es fundamental cuando se busca promover la salud cerebral y protegerse contra la demencia.

¿Cómo se vincula la demencia con la pérdida del sueño?

Una investigación publicada en la revista Journal of the American Medical Association Neurology analizó la relación entre la falta de sueño de onda lenta (SWS, por sus siglas en inglés) y la incidencia de demencia. El sueño de onda lenta es un profundo estado de sueño que facilita procesos como la eliminación de proteínas asociadas con el Alzheimer. El estudio, que se llevó a cabo en participantes mayores de 60 años sin demencia, reveló una correlación entre la pérdida de sueño de onda lenta y el riesgo de desarrollar demencia. A medida que las personas envejecen y tienen un mayor riesgo genético de Alzheimer, la calidad de su sueño de ondas lentas disminuye, lo que está relacionado con un mayor riesgo de demencia. Por lo tanto, la falta de sueño de ondas lentas puede ser un factor de riesgo modificable para la demencia.

Además, se ha demostrado repetidamente que los trastornos del sueño crónicos o constantes pueden causar deterioro cognitivo y aumentar el riesgo de Alzheimer. Dormir adecuadamente permite que el cerebro se repare y elimine los desechos correctamente. Por lo tanto, es importante priorizar un patrón de sueño óptimo y cultivar hábitos de sueño saludables.

Una mujer adulta que sufre de insomnio tratando de dormir.
 A pesar de que la edad y la genética son factores de riesgo que no pueden ser modificados, hay hábitos que sí pueden ser controlados para mejorar la calidad del sueño y disminuir el riesgo de sufrir de demencia.

Hábitos de vida que pueden mejorar la calidad del sueño

Afortunadamente, existen diversas estrategias que pueden mejorar la calidad del sueño y apoyar la salud cerebral. Establecer una rutina de sueño regular, mantenerse físicamente activo, manejar los niveles de estrés, crear un ambiente propicio para dormir, evitar la cafeína y los dispositivos electrónicos antes de acostarse, y buscar un tratamiento para los trastornos del sueño subyacentes son algunas medidas efectivas.

En resumen, comprender la importancia de un sueño reparador como factor protector contra la demencia es esencial, especialmente en la gerontología. Promover la calidad del sueño y abordar los problemas relacionados con éste puede ser fundamental para reducir el riesgo de deterioro cognitivo y optimizar la salud cerebral.

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Fuentes: Association Between Slow-Wave Sleep Loss and Incident Dementia 

Better sleep is a protective factor against dementia 

 

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