La pérdida auditiva es uno de los problemas más comunes asociados al envejecimiento, afectando a muchas personas mayores en todo el mundo.
Entre las enfermedades crónicas que afectan a las personas de edad avanzada, la pérdida auditiva relacionada con la edad está en el top 3 de las dolencias más importantes. Es causada por el envejecimiento de los órganos auditivos y es más frecuente en hombres que en mujeres. Este problema dificulta la comunicación, lo que lleva a diversos trastornos psicológicos y sociales, y tiene un impacto negativo significativo en la calidad de vida.
Con el objetivo de abordar el impacto social y psicológico de la pérdida auditiva relacionada con la edad, se llevó a cabo un estudio en Corea del Sur titulado «Social isolation and its influencing factors among age-related hearing loss patients: A cross-sectional study». El estudio evaluó el grado de aislamiento social en pacientes diagnosticados con pérdida auditiva relacionada con la edad e identificó los factores que influyen en este problema.
El estudio incluyó a 203 pacientes de entre 60 y 92 años que sufrían de pérdida auditiva relacionada con la edad. Casi la mitad de los pacientes (aproximadamente el 49,9%) afirmaron experimentar aislamiento social. La edad media de los participantes fue de 71,6 años y la recolección de datos se realizó entre marzo de 2019 y febrero de 2020 en un hospital universitario.
Factores que fomentan el distanciamiento social en los pacientes con pérdida auditiva
Se identificaron varios factores que predicen la aparición del aislamiento social en pacientes con pérdida auditiva relacionada con la edad. Uno de los factores significativos fue la satisfacción con las habilidades de comunicación. Aquellos pacientes que informaron estar menos satisfechos con sus habilidades de comunicación tenían mayor probabilidad de experimentar aislamiento social.
Otros factores predictivos incluyeron la religiosidad. Aquellas personas que participaban en actividades religiosas de manera menos frecuente tenían mayor tendencia a experimentar aislamiento social. Además, el uso de audífonos también influyó en el nivel de aislamiento social, ya que aquellos pacientes que los usaban tenían niveles más bajos de aislamiento. El grado de discapacidad auditiva percibida, es decir, la forma en que los pacientes percibían su propia pérdida de audición, también resultó ser un factor significativo. Aquellos pacientes que sentían una limitación mayor debido a su pérdida de audición eran más propensos a experimentar niveles más altos de aislamiento social.
Este estudio destaca la necesidad urgente de abordar el aislamiento social en pacientes con pérdida auditiva relacionada con la edad. Estas personas enfrentan numerosos desafíos debido a su dificultad auditiva, lo que limita su participación social y su conexión con los demás. Los resultados indican que se deben implementar estrategias multifacéticas que incluyan servicios de rehabilitación, grupos de apoyo mutuo y actividades comunitarias. Al desarrollar programas e intervenciones integrales adaptados a las necesidades de los pacientes con pérdida auditiva relacionada con la edad, es posible mejorar su bienestar general y reducir el impacto negativo del aislamiento social en este grupo de alto riesgo.
En conclusión, es fundamental que los profesionales de la salud, los gerontólogos y los especialistas en salud auditiva reconozcan la alta prevalencia del aislamiento social entre los pacientes con pérdida auditiva relacionada con la edad. Al abordar de manera activa este problema, podemos esforzarnos por mejorar su calidad de vida y bienestar general, y construir una sociedad más inclusiva y solidaria para las personas mayores en el ámbito de la gerontología.
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