A partir de los 40 años la altura de una persona comienza a disminuir, una pérdida que es mayor a partir de los 70 años
Las personas de la tercera edad suelen utilizar expresiones tales como: “Yo a tu edad era muy alto” o “los jóvenes vais para arriba, los abuelos vamos hacia abajo”. La realidad es que, sin importar la raza o el sexo, la pérdida de altura con la edad ocurre y va aunada a una variación de otros parámetros antropométricos, fisiológicos y neuromusculares.
Cuando una persona cumple los 40 años, se inicia una pérdida de altura de aproximadamente un centímetro cada diez años. A partir de la edad de 70 años esta disminución se vuelve mayor.
¿Por qué ocurre?
Existen tres factores básicos que son los causantes de esta disminución:
1.- Degeneración y deshidratación de los discos intervertebrales. Si se produce una pequeña reducción en cada uno y su multiplica por los 23 discos que conforman la columna, con el paso del tiempo genera una pérdida significativa de altura.
2.- Osteoporosis. Puede ser idiopática, postmenopáusica o senil. También puede producirse por enfermedades hematológicas, endocrinológicas, gastrointestinales, entre otros.
3.- Pérdida de tono muscular.
¿Cómo ralentizar el proceso?
La clave se encuentra en el ejercicio. Si se practica con regularidad, puede ayudar a frenar la degeneración y pérdida de densidad de todos los huesos. Además, puede tener efectos positivos en el desarrollo del sistema neuromuscular.
Por otro lado, algunas actividades sencillas que pueden tener repercusiones favorables son: subir escaleras, caminar veinte minutos diarios o ir a hacer la compra caminando.
No se puede esperar detener el paso del tiempo ni evitar el desgaste del cuerpo a largo plazo; sin embargo, sí es posible llevar una vida plena y saludable.
Finalmente, la Universidad Internacional Iberoamericana (UNINI México) ofrece la Maestría en Gerontología Social. Una formación amplia y específica dirigida a todos aquellos profesionales implicados en el tema del envejecimiento.
Fuente: Por qué perdemos altura con la edad (y cómo hacer más lento el descenso)
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