El cambio climático plantea grandes riesgos para la salud de las personas mayores, especialmente debido a la exposición al calor intenso.
Aquellos que se encuentran en una situación de desventaja económica o social, con problemas cognitivos o físicos y que viven en viviendas precarias sin sistemas de enfriamiento adecuados, son especialmente susceptibles a las olas de calor extremas. En los últimos años, diversas tragedias han ocurrido debido a eventos de calor extremo, involucrando a personas mayores, como el caso de los residentes de los hogares de ancianos en Florida en 2017 y la muerte de miles de adultos mayores en países europeos en 2022. Estos casos resaltan la urgente necesidad de abordar este problema a nivel mundial.
Un estudio reciente publicado en Nature Communications, titulado «Global projections of heat exposure of olders adults», proporciona nuevos conocimientos sobre cómo el calor extremo afecta a los adultos mayores debido al cambio climático. Hasta ahora, apenas se ha prestado atención a la exposición al calor a nivel poblacional en este grupo de edad, a pesar de que se han llevado a cabo numerosas investigaciones que confirmaban los efectos negativos del calor extremo en la salud y en la mortalidad de los adultos mayores a nivel individual.
El vínculo del envejecimiento demográfico con el cambio climático
El envejecimiento demográfico y los efectos del cambio climático son dos fenómenos interrelacionados. Se espera que la población de personas mayores de 60 años se duplique para mediados de siglo, llegando a casi 2.100 millones en 2050. Se estima que aproximadamente un 21% de la población global será mayor de 60 años en ese mismo año, y dos tercios de estas personas residirán en países de ingresos bajos y medianos, donde los eventos climáticos extremos debido al cambio climático son más probables.
Efectos de las olas de calor en los adultos mayores
La exposición al calor extremo aumenta el riesgo de enfermedades y mortalidad en los adultos mayores, especialmente aquellos que tienen condiciones de salud preexistentes como insuficiencia cardíaca congestiva y diabetes. También se ha observado un mayor número de hospitalizaciones en los adultos mayores con enfermedades cardíacas y pulmonares durante épocas de altas temperaturas. Además, el calor excesivo aumenta el riesgo de deshidratación, agotamiento por calor y golpe de calor, especialmente debido a que, a partir de los 65 años, el centro regulador de la temperatura corporal de los adultos mayores presenta alteraciones, lo que puede ocasionar que no perciban correctamente su nivel de calor corporal. Esto hace que la hidratación adecuada sea de vital importancia para protegerse del calor.
Es indispensable asegurar una correcta hidratación, bebiendo líquidos antes de sentir sed y no limitándose solo al agua. Se pueden mejorar los niveles de hidratación consumiendo frutas como sandía o melón, así como jugos de frutas. Sin embargo, se debe evitar el consumo de alcohol y cafeína, ya que pueden contribuir a la deshidratación. Otro aspecto importante a tener en cuenta es la humedad, ya que puede aumentar el peligro y dificultar el proceso de enfriamiento del cuerpo en los adultos mayores. No hay una temperatura específica que determine la situación de peligro, ya que esto depende de la exposición al calor a la que esté acostumbrada cada persona y de cómo su organismo se adapte a ella. Pero generalmente, cuando la humedad supera los 85 °F, se considera peligroso.
Es importante destacar que algunos medicamentos pueden afectar cómo reacciona el organismo al calor, por lo que es recomendable consultar con un médico para evaluar si es necesario hacer ajustes durante las épocas de calor extremo, sin interrumpir el tratamiento médico habitual, ya que esto podría tener consecuencias negativas para la salud.
En este contexto, resulta esencial identificar cómo está cambiando la exposición al calor para las personas mayores a nivel mundial, ya que esto permite implementar medidas eficaces que prioricen su salud y seguridad. Algunas recomendaciones incluyen utilizar tecnologías de refrigeración activas y pasivas en los edificios, aumentar el uso de materiales con alto albedo en las construcciones, incrementar los espacios verdes y la cobertura de las copas de los árboles para contrarrestar el incremento del efecto «isla de calor» en las áreas urbanas debido al cambio climático, ampliar los sistemas de alerta temprana para el calor y asegurar que haya lugares públicos accesibles con opciones de refrigeración.
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Fuentes: Global projections of heat exposure of older adults
Los efectos del calor extremo en los mayores de 50 años
