El mundo del deporte y la fisiología del ejercicio ha estado plagado de mitos y suposiciones, especialmente cuando se trata de las diferencias de género. Una de las creencias más persistentes es que el ciclo menstrual influye significativamente en la adaptación muscular al hacer ejercicio. Pero, ¿qué tan cierta es esta afirmación? Un estudio reciente publicado en la revista The Journal of Physiology ha desafiado esta noción, revelando que las fases del ciclo menstrual no afectan la síntesis de proteínas musculares ni la proteólisis miofibrilar en respuesta al ejercicio de resistencia.
Explorando el mito: hormonas y adaptación muscular
Históricamente, las mujeres premenopáusicas han sido excluidas de la investigación en fisiología del ejercicio debido a la creencia de que las hormonas ováricas del ciclo menstrual podrían alterar los resultados metabólicos y de rendimiento. Esta suposición ha contribuido a un sesgo de género en la literatura científica del ejercicio. Sin embargo, la evidencia que apoya esta hipótesis es limitada y, a menudo, se basa en estudios con modelos animales que no se traducen directamente a humanos.
Se ha propuesto que los cambios hormonales del ciclo menstrual influyen en el catabolismo proteico, mejorando durante la fase lútea en comparación con la fase folicular, posiblemente debido a que la progesterona contrarresta el efecto anabólico del estrógeno. No obstante, no está claro si esta observación, basada en la oxidación de aminoácidos en humanos, es específica del músculo. También se sugiere que la regeneración muscular es mayor en la fase folicular, cuando el estrógeno es más alto y la progesterona más baja. A pesar de estas especulaciones, pocos estudios han examinado cómo la fase del ciclo menstrual afecta el anabolismo muscular. También se han observado variaciones en el ARN del receptor de estrógeno y el contenido de proteínas en el músculo durante el ciclo menstrual, aunque su relevancia aún no está clara.
¿Cómo se realizó el estudio?
En el estudio titulado «Menstrual cycle phase does not influence muscle protein synthesis or whole-body myofibrillar proteolysis in response to resistance exercise» se investigó si las fases del ciclo menstrual, caracterizadas por fluctuaciones en los niveles de estrógeno y progesterona, afectan la síntesis de proteínas musculares después del ejercicio de resistencia. Participaron 12 mujeres jóvenes y saludables. Las candidatas elegibles tenían entre 18 y 30 años, no fumaban ni usaban productos de tabaco, y estaban en buen estado de salud, según un cuestionario médico. Todas las participantes reportaron tener un ciclo menstrual regular, verificado mediante una aplicación de seguimiento, y no habían utilizado anticonceptivos hormonales en los seis meses previos al estudio.
Hallazgos clave
El estudio no encontró diferencias en la síntesis o degradación de proteínas musculares a lo largo del ciclo menstrual. Tampoco detectó patrones específicos en los metabolitos que pudieran indicar variaciones según la fase del ciclo. Esto sugiere que las fluctuaciones hormonales naturales no afectan la respuesta anabólica del músculo al ejercicio de resistencia. Estos resultados concuerdan con los de Miller (2006), quien tampoco observó influencia de las fases del ciclo menstrual en la síntesis de proteínas musculares en reposo o después del ejercicio. Estudios anteriores utilizaron infusiones de isótopos a corto plazo para medir la síntesis de proteínas, lo que ofrece una visión limitada del crecimiento muscular a largo plazo. En cambio, en este estudio se empleó agua deuterada para evaluar la síntesis de proteínas durante cinco días, lo que proporciona una visión más completa de las adaptaciones musculares.
También se analizó la proteólisis miofibrilar utilizando métodos avanzados y no se encontraron diferencias significativas entre las fases del ciclo. Estos hallazgos no muestran un patrón claro de cambios metabólicos asociados con las fases menstruales, similar a estudios previos que utilizaron enfoques metabolómicos. A pesar de la creencia de que ciertas fases del ciclo menstrual podrían favorecer el anabolismo muscular, los datos del estudio no respaldan esta idea. Se observó una variabilidad considerable en los niveles hormonales entre las participantes, lo que subraya la importancia de medir directamente estas hormonas en lugar de asumir sus concentraciones.
Este enfoque, que incluye evaluaciones directas y métodos avanzados, no encontró evidencia de que una fase del ciclo menstrual sea más anabólica que otra. Aunque algunos estudios sugieren que el entrenamiento en la fase folicular podría ser más beneficioso, la falta de métodos rigurosos en estos trabajos limita sus conclusiones.
Consideraciones finales
La comprensión de cómo las hormonas afectan la fisiología del ejercicio es crucial para desarrollar programas de entrenamiento efectivos y equitativos. Este estudio subraya la necesidad de reconsiderar las suposiciones basadas en el género en la investigación deportiva y fomentar la inclusión de mujeres en estudios futuros.
Para los profesionales del deporte y estudiantes en este campo, estos hallazgos ofrecen una nueva perspectiva sobre el entrenamiento de mujeres atletas. En lugar de ajustar los programas de entrenamiento basados en el ciclo menstrual, podría ser más beneficioso centrarse en otros factores individuales que afectan el rendimiento y la recuperación.
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